Recordemos y sigamos el ejemplo El apóstol Pablo no tuvo una vida fácil. Sufrió muchas persecuciones. Era pobre y a menudo tenía aflicciones. Tenía problemas físicos de los cuales no fue liberado. Pasó mucho tiempo en prisiones. Sin embargo, con todo ésto, Pablo era un cristiano muy contento. El dijo: . . He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación (Filipenses 4:11).